Habiendo recorrido a grandes rasgos el concepto central de lo que es la publicidad, hoy queremos hablar de un tema que es de vital importancia para encaminar bien todas aquellas intenciones publicitarias que tenemos hacia nuestros comercios.

Seguro les ha pasado que van caminando por el centro de la ciudad, o algún sector comercial, y han visto o interactuado con una cantidad abrumadora de publicidad; han recibido varios volantes, visto infinidad de vallas y observado negocios donde no les cabe un solo póster o aviso más. Y queremos preguntarles ¿Ha sido satisfactoria la experiencia?¿Han retenido 100% la información de las marcas? o por el contrario ¿Les ha molestado tanta saturación? ¿Les parece molesto tanta cosa? ¿Se sienten abrumados? Ahora queremos ponerlos en otra situación, cambiemos el panorama. Imaginen que están revisando sus redes sociales, disfrutando de algún juego en internet o visitando una página web, acaban de terminar su jornada laboral y están buscando entretenimiento en esas app o sitios digitales que los distraen, cuando de repente sale por quinta vez ese anuncio que en repetidas ocasiones han ignorado ¿No resulta irritante que esos anuncios invadan tu privacidad, que irrumpan tu ocio para ofrecerte algo que posiblemente no necesitas o no quieres? Todo tiene una justa medida, la publicidad también, y como dice el dicho popular “a veces menos, es más”.

Entendamos entonces que la saturación publicitaria, sea por medio físico o digital, no representa en ningún caso estar haciendo las cosas bien. Nuestro público objetivo, como cualquier persona, también puede cansarse o peor aún generar un repudio o tedio hacia nuestra marca. Generar una pieza gráfica y pagarle publicidad a la misma durante meses no necesariamente quiere decir que tenga un alcance mayor, en muchos casos puede ser repetitiva e invasiva. Lo mismo ocurre con los medios físicos, repartir el mismo volante todos los días en el mismo punto no necesariamente hace que nos conozcan más, también puede ocasionar que nos eviten. Y eso sin mencionar el daño que puede hacer a la estética de nuestros locales, llenarlos casi que por completo de publicidad sobre nuestros productos o servicios.

Es importante entonces que reflexionemos sobre lo que estamos haciendo con nuestras piezas publicitarias ¿De verdad estamos alcanzando el impacto que queremos? ¿Estamos invirtiendo bien nuestros recursos? Nuestro consejo es claro y se puede entender en una sola palabra: diversificar; los invitamos a que varíen no sólo las formas y los tipos de publicidad que hacen, sino también el medio en que transmiten. Utilicen bien sus recursos y sépanlos distribuir. Si ya tengo una valla grande en mi negocio ¿Para qué poner otra? Resultaría mejor invertir ese dinero en una campaña digital o pautar en un medio.

En conclusión, sean creativos, diversifiquen y bajo ningún caso saturen con su publicidad, así aumentarán el alcance y visibilidad de sus comercios y por consiguiente aumentarán sus ventas y crecerán más.

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